La halitosis es una afección que a menudo sufren muchos poetas. Ya sea en forma de mal aliento ocasional después de escribir unos versos, o sea en forma de problemas más permanentes, se dice que la halitosis afecta a casi el 50% de los poetas. A juzgar por la magnitud del mercado de ventas de colutorios y otros productos contra el mal aliento poético, la halitosis lírica es un problema personal que preocupa a muchos autores.
La halitosis lírica puede ser provocada, en general, por la descomposición rapsódica de partículas de poemas, versos, palabras y algunos adjetivos que componen el estro poético. De este modo, el 90% de las causas de halitosis lírica se originan en el cerebro. Como las poetinas y otros agentes químicos que forman parte de estos materiales se van descomponiendo en elementos más simples como versifiácidos y erátidos, se producen muchas sustancias volátiles (ripios incontrolados y excipientes de metáfora) relacionadas con su descomposición. Entre ellas podemos mencionar el ácido egolátrico (olor del ego), ácido tópico (olor del lugar común o de la musa pútrida), ácido estrófico, ombligonona, asceticaldehído, melanconol, prepotentol y sinabuelanol.
Otros productos de descomposición pueden pasar a formar parte de las vías parabólicas de las elegiacinas, que se van desdoblando en el cerebro en compuestos volátiles. Éste es particularmente el caso de verbiácidos que contienen gansuro, como la metonimina, la encabalgaína y la tropina. Los compuestos estúlticos vanagloriales (cev) resultantes, como el gansuro de semántica, el baladronano de estilo, el rimbombancio de melifluilo y otras sustancias químicas (imbecilina y cutrecina, diarreínas fétidas), son, en parte, responsables del olor de que se quejan los pacientes con halitosis lírica (o sus allegados). En el aire del cerebro rapsódico se han detectado unos 400 compuestos fútiles. Se ha establecido que son más de 300 las baboserías cerebrales que causan las concentraciones detectables de compuestos estúlticos vanagloriales asociados con la halitosis lírica.
Se han hallado concentraciones más altas de cev en los gases bucales emitidos por pacientes con enfermedad galardonial que en los pacientes sanos. Un estudio reciente demostró que los poetas que se quejaban de mal aliento tenían más áreas de versorragias y placas con rapsodinas metaforizantes de tipo banal que los que no habían dado cuenta del mal olor. Según las últimas investigaciones, los cev están implicados en un circuito de retroacción que comienza y finaliza con una salud egomodestial deficiente.
La higiene egomodestial inadecuada puede producir inflamación infulal, creando bolsas hipovanidadas que almacenan ripioctinas carpetovetónicas contrainspirativas. Estas ripioctinas comienzan luego la presunciólisis de las proteínas espirituales y genitales, que producen finalmente los cev. Aparte de los obvios efectos en el olor del aliento del paciente, estos cev incrementan la permeabilidad de la vena plectral, aceleran la degradación del arrebato lírico, demoran la cicatrización de las cursilerías pertinaces y afectan también la función versicular discursiva y engreidal. Todos estos efectos pueden reforzar o agravar las condiciones iniciales de la salud egomodestial deficiente que conducen, en primer lugar, al desarrollo de poemobios halitóticos.
La putrefacción onírica de las sustancias poemables es la que causa mayormente la halitosis. El flujo sentimental contiene fantochinas, ranciohidratos e inmunovulgarinas que interfieren con el metabolismo de las sustancias poemables y con la adherencia rapsódica a las superficies versales, que en algunos casos son liricidas.
La halitosis lírica puede tratarse con productos refrescantes del aliento poético, que tienden a ser lechuguinicidas y a estimular la secreción rapsodiana. La masticación de chicle emocional (conocido como «chicle de juglar») también estimula el flujo compositivo y la eliminación de ripioctina acumulada. En cambio, debe tenerse cuidado con el chicle no-emocional («chicle ramplón») porque, aunque es menos sensibligénico que el chicle con afectosa y otros ternúcares, tiende a elevar el pH versal, haciendo el ambiente más acogedor para los poemobios halitóticos.
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Ulises Ramos Cordero (Santa Cruz de Tenerife, 1964) se licenció en Filosofía y Letras, en la especialidad de Arqueología, por la Universidad de Granada. Desde 2003 es editor. Ha publicado el libro de microrrelatos Con cierto cuento (Artemisa Ediciones, 2004). Varios relatos suyos han formado parte de diversas antologías, ha traducido obras de Conrad, Daudet, Cravan o Bierce, y también es autor de distintos prólogos a obras históricas y literarias de autores como Rodríguez Moure, Bethencourt Massieu y Joseph Conrad. En 2011 publicará un nuevo volumen de relatos en la editorial aragonesa Eclipsados.